viernes, 24 de abril de 2009

Mes de Mayo, mes de María

Se acerca el mes de María, la madre de Jesús (Dios hecho hombre), pero también la nuestra, Mayo.

El mes de Mayo, tiempo primaveral, árboles en flor, olor a azahar, es el tiempo dedicado a María, la siempre virgen. María podrá tener muchas advocaciones (Remedios, Auxiliadora, Perpetuo Socorro…) pero es siempre la misma, la Única; la que intercedió, intercede e intercederá por nosotros, por cada uno de nosotros, con nuestro nombre.

El mes de mayo nos da la oportunidad de poner nuestra mirada en la Santísima Virgen, confiando a su intercesión todas nuestras preocupaciones y necesidades, a la vez que fijándonos en sus virtudes, que debemos imitar.

Ella es, en palabras del Santo Padre Benedicto XVI, “ejemplo y apoyo para todos los creyentes: nos impulsa a no desalentarnos ante las dificultades y los inevitables problemas de todos los días. Nos asegura su ayuda y nos recuerda que lo esencial es buscar y pensar “en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (cf. Col 3, 2). En efecto, inmersos en las ocupaciones diarias, corremos el riesgo de creer que aquí, en este mundo, en el que estamos sólo de paso, se encuentra el fin último de la existencia humana. En cambio, el cielo es la verdadera meta de nuestra peregrinación terrena.

¡Cuán diferentes serían nuestros días si estuvieran animados por esta perspectiva! Así lo estuvieron para los santos: su vida testimonia que cuando se vive con el corazón constantemente dirigido a Dios, las realidades terrenas se viven en su justo valor, porque están iluminadas por la verdad eterna del amor divino.” (Ángelus del 15 de agosto de 2006).

Yo solo espero y quiero una cosa, que todos los montefrieños nos acordemos de Ella, no solo el día de su procesión, primera procesión del año, sino todos los días de nuestra vida, porque Ella siempre está con nosotros, porque Ella nos ama, como amó, hasta el extremo, a su Bendito Hijo, y como Él también nos ama. Por eso, no acordarse de ella, solo el domingo 31 de Mayo.